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Acaba el verano y durante el mismo hemos visto una recuperación tanto en el mercado de renta fija como de renta variable. Como ejemplo, el Eurostoxx 50 ha subido un 8% desde mínimos y el S&P 500 un 10%, revirtiendo parcialmente las caídas generalizadas durante los primeros 6 meses del año.

Este “cambio de sentimiento” fue consecuencia de una disminución de los temores ante una posible recesión, o que la misma si se produce será relativamente leve, y el optimismo a que la Reserva Federal reduzca el ritmo de subidas de tipos de interés, tras la última subida en julio de +75pbs. El cambio en el estado de ánimo de los inversores no fue sorprendente teniendo en cuenta que éste había sido extremadamente negativo en los últimos meses y tras la publicación del dato de inflación en EEUU del mes de julio.

Durante las últimas sesiones de agosto, los mercados estuvieron expectantes por la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole. Los principales mensajes llegaron el viernes 26, con un sesgo bastante hawkish (duro), lo que provocó la venta de bonos y bolsas. Powell recalcó que la política monetaria tiene que seguir siendo restrictiva para doblegar la inflación, aun a costa de causar cierto dolor temporalmente, y algunos miembros del BCE abrieron la puerta a una subida de +75pb en septiembre.

En este momento debemos intentar desenvolvernos en un entorno económico complejo con valoraciones históricamente elevadas, alta inflación y condiciones monetarias más restrictivas.